El breve relato donde la muerte se hace
presente en el patio de una casa de familia es algo normal. Pero lo
que no es normal, es que la presencia de un ser azul, real o no, como
la muerte; se haga presente justo en el momento en que ésta va a
cumplir su función.
Así es como Mujica Láinez quiere presentar su
cuento, supongo, ya que lo que plantea es algo que, estoy segura,
todo el mundo quisiera experimentar. Desafiar a la muerte, y ganarle.
Daniel es un niño de edad desconocida.
El único dato que tenemos es que todavía juega en el patio con su
gata, el hombrecito del azulejo, y su imaginación. Así que podemos
acertar con cierta eficacia que lleva consigo los mejores años de su
vida, la niñez. La niñez, donde nada te preocupa, nada te molesta,
nada se pone en tu camino para estorbar tus sueños. O a lo mejor si.
Daniel está enfermo, y la muerte lo vino a buscar.
Sin dudas este cuento, ante la
presencia de un azulejo azul que sale de su lugar para desafiar a la
muerte, es un relato fantástico. Tal como afrma Cortázar en un
ensayo, lo fantástico en Buenos Aires es normal, como así también
es normal la presencia de la muerte en una casa de familia. “Tampoco
yo puedo explicar por qué los rioplatenses hemos dado tantos autores
y lectores de literatura fantástica”, afirma Cortázar. Porque
claro, para cada autor, hay un lector. O miles de lectores.
Pero haciendo foco en el asunto, yo me
quedo con que un azulejo de color azul, por amor, por afinidad, por
fascinación, se haya presentado ante la muerte, a esa que todo el
mundo teme; quitándole horas de vida (o muerte), para que no se
lleve a su querido amigo Daniel.
El hecho de que un amigo haya dado la
vida por otro, siendo sólo un azulejo, es decir; alguien tan débil,
tan frágil; enfrentandose ni más ni menos que a la muerte para
salvar la vida de Daniel, un niño débil y frágil como él; y que
el hombrecito del azulejo haya ganado esa “batalla” entre la vida
y la muerte... es algo fantástico. Y no, no por el hecho de que sea
un cuento fantástico. Es fantástico porque es admirable, es
estupendo, es amistad, es amor, es valentía, es coraje. Es algo que
muy pocas personas serían capaz de hacer, y lo hizo un hombrecito de
azulejo, que más de uno de ustedes me va a cuestionar su existencia.
Claro que nadie sabe que pasó con
Daniel cuando descubrió que su amigo estaba muerto. O quizás si.
Pero yo, sea un personaje real o no, sea producto de la imaginación
de Daniel, sea simplente un azulejo o sea realmente un hombrecito
dibujado en la pared que salió de su escondite a desafiar a la
muerte, me quedo con que él dio la vida por su amigo. Poco importa
si fue real o no. A ustedes, ¿les importa?.
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